La bahía Algodonales, llamada así por su primigenio y extenso color blanco divisado a lontananza, blanco por efecto de la concentración de guano que hasta el dia de hoy se sigue extrayendo clandestinamente.
Desde los principios del siglo XX, la bahía algodonales
poseía la fama de ser una bahía poco profunda, a excepción del sector poniente
en donde hoy se halla el muelle de descarga de E-CL, que es allí, en donde
adquiere más profundidad, es por ello que Codelco decidió instalar sus enormes
grúas para las naves que allí recalan para así poder extraer el carbón, el
combustible fósil útil para la generación eléctrica.
Dichas grúas en Bahía Algodonales se construyeron en el
año 1987 como unidad de apoyo a la generación eléctrica ante un proceso de
carbonización. Hoy, dicho puerto, se ha instalado en el mercado como uno de los
principales puertos privados en el Norte. Producto de la gestión empresarial,
este importante terminal portuario está convertido en una división de negocio
de la compañía y maximiza el uso de su capacidad instalada, ofreciendo
servicios integrales de recepción, almacenamiento y despacho de carga.
Esas gigantes grúas están diseñadas para el manejo de
cargas generales, graneles sólidos y también líquidos. Siendo su muelle
mecanizado poseedor de un cabezal de 80 metros, además de un puente de acceso
apto para el tráfico de camiones y cualquier tipo de movilización para
transporte de cargas.
Según referencias proporcionadas por la misma compañía
termoeléctrica, la losa de hormigón armado del cabezal tiene una dimensión de
82 m x 20 m con 7 bitas de amarre y 4 defensas para atraque de las naves
transportadoras de carbón.
Posee dos grúas de 30 toneladas SWL cada una, conectadas
a un sistema de correas transportadoras con tolvas de para la recepción y
torres que permiten la transferencia.
Al cabezal se ingresa por un puente que posee alrededor
de 216 metros de largo y 4,8 metros de ancho, que permite la circulación de
vehículos y camiones con una carga máxima de 14,5 Ton. por eje. El puente de acceso aloja las instalaciones de transporte para los
diferentes productos (ductos y correa transportadora).
En la parte Este, el Muelle tiene instalado un sistema
aéreo de cañerías para la descarga, además, en su parte central, cuenta con una
toma de agua para el rancho de las naves.
En esas mismas instalaciones, el puerto cuenta con una
profundidad mínima de 17 metros, según los sondajes realizados por la misma
compañía, lo que ha permitido recibir a barcos de hasta 85 mil toneladas de desplazamiento durante todo
el año, gracias a las condiciones climáticas y geográficas.
Las dos grúas, de 30 toneladas aproximadas, poseen un
alcance de 40 metros, y son tele controladas para la transferencia de graneles,
embalajes y materiales o equipos pesados.
En cuanto a la bahía, si lo expresamos de forma simple,
es amplia y se puede fondear en cualquier parte de ella, poseyendo
profundidades de 45 a 15 metros, siendo su lecho un compuesto de fango, arena y
concha como así también por una espesa capa de carbón que ha caído al mar
durante decenas de años, por efecto del descargue de los barcos. En lo que se
refiere a este último punto, se ha constatando a través de sumersiones que en
el fondo marino del sector Algodonales se halla totalmente carente de vida, ya
que todos los compuestos químicos expulsados por las compañías han afectado
eternamente la vida marina. Asimismo, la extracción de agua, a través de bombas
y luego su devolución que generan las termoeléctricas, usadas para enfriar las
turbinas, llegan al mar con altísimas temperaturas afectando irremediablemente
al fito y zooplancton.
En la contemplación de la rada siempre será posible la
distinción un paisaje invasivo compuesto por las termoeléctricas, sus
instalaciones, chimeneas, y, en menor parte por las estructuras mecánicas de
embarque de salitre. Grandes barcos que fondean en un ir y venir, entre salitre
que vienen a buscar y en el carbón que vienen a dejar.
Las grandes naves se conjugan en una extraña mezcla, en
una confinada fusión visual entre lo industrial y lo artesanal o entre lo macro
y lo micro. Verdaderos edificios flotantes que se combinan entre faluchos,
chalupas, lanchas, pangas y remolcadores. La mixtura entre los muelles, entre
motores y remos, entre marinos y pescadores, entre rematadores y compradores.
Pero la historia y la funcionalidad de esta bahía no sólo
ha estado marcada por fenómenos ambientales, sino que también por fenómenos
telúricos con sus respectivos maremotos que, al final del siglo XIX, provocaron
catástrofes significativas (1868 y 1877) en cuanto a embarcaciones pequeñas,
medianas y mayores, todas divididas entre actividades pesqueras y las que
venían a buscar el salitre.
Como dato adjunto, en los inicios de la vida portuaria,
podemos señalar que en la bahía local se han reportado un total de cinco
naufragios, cubriendo un lapso entre 1879 y 1926. En dos casos, los siniestros
se produjeron como consecuencia de incendios en las embarcaciones: John O ́Grant (1897) y Clydesdale
(1903).
Otro caso nos habla del navío Matilde que, en el año
1879, fue batido a cañonazos y consecutivamente incendiado por la Corbeta
Pilcomayo, en contexto de la Guerra del Pacífico.
Otras causas se deben a malas maniobras, como el caso de Apenrade en el año 1881, contribuyendo fuertes
marejadas. Por último, en el caso de la Goleta Emita en el año 1926, no se
tienen datos de la causa del siniestro.
Pero sin duda que toda bahía está reflejada en los
muelles y embarcaderos. En ese contexto de exportación de salitre, toma
relevancia la construcción del Muelle N° 1, el cual fue la primera
infraestructura portuaria que tuvo Tocopilla bajo soberanía chilena, en donde
se inició el embarque salitrero de toda la producción del Cantón El Toco. Por
este muelle también fueron desembarcados los muertos del combate de Punta
Gruesa del 22 de Mayo de 1879. El 2 de Noviembre del mismo año, el transporte
Angamos, lleva a los Infantes de Marina que participaron en la toma de Pisagua,
dando así inicio a la Campaña de Tarapacá. Además aquí se recibió al primer
Presidente chileno que visitó Tocopilla: José Manuel Balmaceda.
Cabe apuntar que, a mediados de 1920 Tocopilla exhibía un
conjunto de muelles de cierta importancia: Phoenix Mining de la Cía. Minera de
Tocopilla; los muelles N°1, N° 2 y N° 3 de la Anglo Chilean Railways Co., y
Bellavista Norte y Sur de la Cía. Salitrera Tocopilla.
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Damir Galaz-Mandakovic F. (2010)
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