El artículo publicado en El Mercurio de Valparaíso el 29 de julio de 1916 presenta un enigma histórico que vincula la figura del archiduque Juan de Austria, también conocido como Jean Orth, con un misterioso anciano residente en Cobija.
A través de diversas descripciones y testimonios, se construye la posibilidad de que este personaje fuera en realidad el archiduque, quien habría optado por una vida de anonimato en este remoto paraje.
Cabe indica que, Jean Orth, nacido en 1862, fue un archiduque de Austria que renunció a sus títulos y privilegios en 1889 para embarcarse en una vida de exploración y aventuras marítimas. Su desaparición en 1890 dio pie a numerosas especulaciones sobre su destino final. Diversos relatos han sugerido que pudo haber recalado en Sudamérica tras un naufragio, lo que coincide con la historia mencionada en el artículo.
Elementos del misterio
El artículo describe al anciano como un hombre de origen extranjero con “rasgos alemanes”, que llevaba una vida ermitaña en Cobija. Se destaca su actitud reservada y su negativa a trasladarse a poblaciones cercanas como Tocopilla para recibir atención médica.
El hecho de que este personaje haya vivido en el anonimato durante cuatro décadas sugiería para los habitanes de Cobija y Gatico una posible conexión con la historia de Jean Orth, quien habría buscado desaparecer del ojo público. El único objeto de valor que poseía, una cachimba rescatada del naufragio, refuerza la narrativa de una persona que dejó atrás su pasado para empezar de nuevo.
El relato del "viejito de Cobija" ilustra cómo los mitos y las leyendas pueden enraizarse en la historia de una región, fusionando hechos y ficción. Si bien no hay evidencia definitiva de que Jean Orth haya vivido y muerto en Cobija, la historia refleja el deseo de encontrar respuestas a desapariciones enigmáticas y a personajes locales.
Las referencias a esta historia en la prensa de la época también muestran el interés por personajes enigmáticos y su impacto en la imaginación popular. Investigaciones futuras podrían arrojar más luz sobre la identidad de este ermitaño y su verdadero origen.
A continuación, la transcripción de la nota de El Mercurio de Valparaíso, 29 de julio de 1916.
La leyenda de Jean Orth:
El archiduque estaría en Cobija
Comentarios que se hacen en los corrillos
“Los diarios de Antofagasta hablan de la existencia de un venerable viejito de nacionalidad extranjera, residente en Cobija hace no menos de cuarenta años, y a quien, se dice, se le ha metido entre ceja y ceja no abandonar aquel ruinoso puerto, persistiendo, quién sabe con qué objeto.”
“Este viejito, que lleva la vida de ermitaño, con su barba larga y recatado en el hablar, es todo un misterio. No sabiéndose de él más que es un náufrago, salvado en las costas de Mejillones, y que se avecindó en Cobija.”
“Ahora está de actualidad el viejito, pues los años y su pesar miserable han hecho mella en su existencia, y parece que el plazo fatal de dejar esta vida se acerca. Todos dicen que se muere. Y esta expectativa a todos tiene intrigados, pues desean descubrir algo del misterio de la vida de ese hombre enigmático, que despreciando lo que el mundo ofrece de bueno y atractivo, ha preferido desterrarse en un pueblo abandonado, donde ha vivido épocas que ninguna otra persona por allí ha habitado.”
“Para averiguar algo, varios residentes en Gatico se han trasladado a Cobija a interrogar al enfermo, a interceder por su suerte, pero se han vuelto como han ido, es decir, sin obtener nada de nuevo”.
“Los amigos de la novela creen que este extranjero, cuyo tipo es alemán, es el famoso Jean Orth, el heredero del trono de Austria, que abandonó todo para vivir en el anonimato y morir sin dejar recuerdo de su vida”.
“Este viejito de Cobija no tiene más objeto de su propiedad que una cachimba, que es el único recuerdo que salvó con el naufragio”.
“Hasta la policía de Gatico se trasladó a Cobija a proponerle al viejo enfermo trasladarlo a Tocopilla a medicinarse, pero él, firme en su resolución de no llegar a poblado, nada acepta. Quiere la tranquilidad de dejarlo en su puerto abandonado”.
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