Bajo soberanía boliviana, la Municipalidad de Cobija fue creada oficialmente el 12 de febrero de 1862. En el marco de querer brindar continuidad administrativa para atender las necesidades de la población costera, el gobierno de Jorge Montt decretó la creación de la Municipalidad de Cobija el 15 de enero de 1894. En ese sentido, la denominación de Lamar desaparecía formal y definitivamente. Así, el establecimiento de los límites de la nueva comuna era: al norte Punta de Alala y por el sur hasta Chacaya (cerro Solitario), por el oriente el límite era Miscanti (en recta con el cerro Solitario), y desde allí por el río Loa hasta los límites de la comuna de Tocopilla
Fue entonces que se realizó una elección municipal. El primer alcalde de Cobija fue Olegario Mercado, un empresario que explotaba algunas minas costeras. A esas alturas, Cobija aun era considerado como puerto menor, definido por poseer un comercio de cabotaje con un puerto mayor (Valparaíso y Tocopilla). Un puerto menor superaba en jerarquía a una caleta, aunque tuviera puerto y buenos muelles, tal como el puerto minero de Michilla (20 kilómetros al sur de Cobija).
El municipio cobijeño comenzó a funcionar en una casa particular que era arrendada. Y en el marco de los ingresos que generó la minería y las actividades portuarias, se pudo financiar una policía, cumplir con las exigencias del alumbrado, cubrir los aspectos relativos a la salud e higiene, financiar la educación, aportar a las festividades, mantención de calles y una banda musical.
Un entusiasta subdelegado marítimo, al remitir información sobre los flujos navieros y la importancia del puerto, indicó que en 1896 se estaba “dejando sentir su mejoría, i, según versiones autorizadas, dentro de poco será uno de los puertos más importantes del norte a consecuencia de sus inmensas riquezas en minerales de cobre que aun permanecen sin esplotar”. El subdelegado Juan Muñoz, mencionó la cercanía de algunas salitreras que hallarían en Cobija una “vía por ser de fácil trayecto”. En ese tenor imploraba que “el Supremo Gobierno procurase dedicar su atención a este precioso lugar, emporio de riqueza que aun no se conoce su gran mérito”.
Francisco Solano Asta-Buruaga, en 1899, describe a Cobija como una ciudad, con regular puerto: “contiene un caserío de poco más de 500 habitantes, algo disperso con edificios de madera generalmente, una aduana de regular construcción de piedra, iglesia, escuela primaria, correo y una plaza mediana”. Agrega que había un fuerte con cañones y un faro. Es decir, describe una escena urbana con equipamientos básicos que facilitaban la habitabilidad en aquel litoral. Ciertamente, el municipio de Cobija no sólo era de una animada vocación portuaria, sino que también minera.
En febrero de 1900, José Artola, tesorero municipal de Cobija, por solicitud del gobernador del departamento de Tocopilla, indicaba que los mayores contribuyentes en el año 1899 del puerto eran: Artola hermanos, testamentaria de Ángel Costa, Celedonio Prado, testamentaria Lemaitre, Agustín Lalanne, Francisco Ojeda, Joaquín Prado y Jovino Estay.
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