El Liceo fue
fundado el dieciocho de abril del año 1940 con el nombre del Liceo Técnico de Tocopilla, aquello
fue formalizado con el Decreto N° 2512
del Ministerio de Educación fechado el dieciséis de marzo del mismo año.[1]

Finalizando
febrero de 1949, se crea el Sexto Año de Humanidades con lo que se completaron
los seis cursos humanísticos.

Dicha edificación
fue ejecutada por la Sociedad
Constructora de Establecimientos Educacionales, sumándose así al grupo
escolar compuesto por las patrimoniales escuelas; Arturo Prat y Pablo Neruda.[4]

No existe
parangón en el Norte de Chile de un barrio modernista que conglomere tales
edificaciones, entre los cuales se tienen tres colegios de su envergadura
histórica y arquitectónica. Por este edificio modernista han pasado
generaciones completas de tocopillanos;
familias completas se han educados en sus aulas.
El arquitecto proyectista
para la edificación del liceo fue Carlos Albretch, quien definió, como
funcionario del Ministerio de Obras Publicas,
los aspectos cromáticos del edificio. El director, al momento de la
entrega del edificio, era Pedro Alvarado Gallardo. La firma a cargo de la
edificación fue Wedeles, Balmaceda, Mathiu y CIA. Limitada.
Esta edificación
es modernista porque cumple con los postulados descritos por el arquitecto
Bruno Taut[7],
en el sentido que este gran inmueble cumple con la primera exigencia de la
línea modernista: alcanzar la mejor
utilidad posible. Y los materiales utilizados, como así también el sistema
constructivo, están completamente subordinados a esta exigencia primaria.
La belleza del liceo consiste en la relación directa entre edificio y
finalidad, en el uso racional de los materiales y en la elegancia del sistema
constructivo. Asimismo, este liceo, en lo que se refiera a estética de la nueva
arquitectura no reconoce ninguna diferencia entre fachada y planta, entre calle
o patio, entre delante o detrás. Ningún detalle vale por sí mismo, sino
como parte necesaria del conjunto. Según esta lógica moderna, no consideramos este edificio con estética
deficiente, lo que funciona bien, es bello.
Este arquitecto menciona que “…de la misma forma que las partes, en
sus relaciones recíprocas expresan la unidad del edificio, también (…) se
relaciona con los edificios que lo rodean”[8] en este caso
todo el barrio descrito: Edificios Colectivos, Grupo Escolar, Población
Sotomayor…
El Liceo
Latrille, tiende a la simplificación de las formas, que se distingue por la
sencillez, sobriedad de sus líneas y por
el carácter funcional de su estructura, de acuerdo con las exigencias de la
vida diaria.
Desde el punto de
vista exterior, su construcción se
caracteriza por los planos lisos y el equilibrio geométrico esquemático de sus
líneas, sin las complicaciones de otros estilos, como el Art Decó por
ejemplo.
En sus
interiormente, resalta la placidez y comodidad, con máximo aprovechamiento de
los espacios, constituyen los elementos esenciales. Por lo general, se tiende a
disminuir el espesor de las paredes medianeras sin sacrificar su resistencia,
mientras grandes ventanales, corrientemente apaisados, solucionan el problema
de la luz.
Otro sello
relevante de esta edificación es su
fachada es doble hacia el oriente, en el sentido de presentar grandes
pasillos, estilo corredor frontal a cada sala de clases. Aquello provoca que el sol no se proyecte directamente sobre cada
sala, ya que, esos mismos corredores generan la sombra casi uniforme durante el
día. La gran cantidad de ventanas por la fachada poniente, permite obtener la
luz en la totalidad de las salas.
Un año después de
su inauguración, se confeccionó un mural que grafica los orígenes del puerto, desde
la primera ocupación humana de "Changos", hasta el proceso de
industrialización del salitre. Se distinguen tipos humanos pampinos y costeros.
Al centro, la ciudad caracterizada por
el muelle mecanizado. En dicho mural, es posible ver de fondo la Cordillera de los Andes, la Depresión
Intermedia con el mineral de Chuquicamata y la Cordillera de la Costa. La
dimensión es de 3.5 x 5.0 mts y el salón fue usado en como Sala de
Profesores.
El autor, se
llamó Osvaldo Silva[9]
y fue residente en Venezuela. Asimismo,
fue Inspector General del Liceo B-2 y profesor de Artes Plásticas
al momento de pintar el mural. En el año 1991 regresó bajo el auspicio de la
Universidad de Antofagasta para reformular su obra.
En cuanto al
edificio, cabe señalar que, luego de los terremotos de 1967 y 2007, la
infraestructura en sí ha sufrió deterioro en muros divisores de las salas de
clases principalmente de albañilería, muchos de los trabajos efectuados después
del primer sismo no quedaron en su mejor forma, originándose aberturas en
aquellos puntos más críticos, que a la postre salieron a la luz con el sismo
del año 2007.
Post terremoto
del 2007 el liceo tuvo que trasladarse provisoriamente al sector de la costa
tocopillana, en donde funcionaron los antiguos Baños Municipales, sector de
Barros Arana. Allí se implementaría un colegio tipo mecano que trató de
subsanar la emergencia. Dicho problema,
alteró sustancialmente los edificios escolares, por tal razón, los espacios
pedagógicos se convirtieron, nuevamente, en lugares inapropiados para realizar
clases. Por ejemplo, algunos colegios se tuvieron que trasladar a nuevos
espacios, como es el caso de la escuela O’Higgins, la escuela Neruda y la
escuela Prat. En otro caso, se tuvo que recurrir a colegio mecanos y funcionar
en conteiner para así, conllevar una serie de problemáticas que convierten a
estos colegios en sitios de alto riesgo, ya sea, en aspectos educativos y
de rendimiento escolar. Lo anterior como resultado al funcionamiento
en lugares impropios ante la vulnerabilidad sísmica, completa
vulnerabilidad ante un tsunami, como así también aluvional, incendiara,
seguridad peatonal, hacinamiento en las salas y espacios administrativos,
contaminación, vulnerabilidad solar, de temperatura con gran oscilación y humedad.
En fin, el contexto de la incomodidad y la lentitud en la reacción del Estado
para poder normalizar la situación. Los accesos eran totalmente deficitarios e
insalubres.
Después de un
gran terremoto, paradojalmente, se instaló una comunidad estudiantil en la
orilla del mar, a sabiendas de la gran brecha sísmica que sufre el norte. Es
decir, la probabilidad del terremoto y posterior tsunami es evidente. Aun así,
tenemos a escasos metros de donde se inicia la resaca del mar, a una gran
comunidad. Cabe apuntar que, el norte posee la vulnerabilidad, pero la
peligrosidad la construyen las personas, en cuanto a la ubicación
de los desplazamientos. En el caso del liceo Latrille, fueron totalmente
penosas las condiciones de estudio de los muchachos.[10]
Transcurrido el
año 2011, surgía el proyecto de reposición del edificio, ante las supuestas
inseguridades ofrecida hacia los ocupantes en caso de ser restaurado, omitiendo
la seriedad de los informes técnicos emanados desde consultoras especializadas.
Nuevamente se imponía la ignorancia y el desarraigo a cargo de gestores comunales académicamente
no calificados. [11]
Por su parte, el
Consejo de Monumentos Nacionales explicaba que, “…el valor histórico y arquitectónico del Liceo Domingo Latrille y a
la relevancia que presenta para los habitantes de Tocopilla, recomendamos que
cualquier intervención que se proponga propenda
a su conservación, es decir, su recuperación y no su reposición, en el
entendido de que la preservación del patrimonio de la localidad de Tocopilla
amerita realizar los esfuerzos que
sean necesarios”[12].
El respaldo legal a dicha recomendación estaba encausado en cuanto a que, “El Liceo Latrille, cuya construcción fue
ejecutada por la Sociedad de Establecimientos Educacionales y como lo establece
el Decreto Exento n°480 05/07/2004, conforma un grupo educacional con la
Escuela Pablo Neruda y la Escuela Arturo Prat Chacón”. Esta intervención
del Consejo de Monumentos Nacionales, estaba enmarcada y fundamentada en los informes técnicos
emanados en los estudios realizados a la edificación, los que señalan que el
edificio es 100% reparable, con una intervención símil a la realizada en las
escuelas y Monumentos Históricos Arturo Prat y Pablo Neruda. Del mismo modo
está enmarcada en el valor y significación como patrimonio inmueble y en la
consideración de que “…el liceo Domingo
Latrille no es un elemento aislado, sino que forma parte de un conjunto y de
una narrativa histórica que tiene coherencia en su totalidad, ya que forma parte de un conjunto
de construcciones representativas del Movimiento Moderno y que se relacionan
con el desarrollo histórico de Tocopilla como puerto”. En este escenario,
es deplorable una decisión omisa a estos requerimientos con un daño irreparable
por parte de personas que están en cargos pasajeramente. Que preciso seria poseer las competencias necesarias, en
cuanto a instrucción en estos temas, por parte de los que toman las decisiones,
tanto a nivel local y regional.
Fotografias: archivo y gentileza de Germán Castillo Chirino
[1]
Archivo de la Gobernación de Tocopilla. Fondo decretos; N° 2512 del Ministerio de Educación,
resolución dictaminada el 16 de marzo de 1940.
[2]
Alcalde de Tocopilla entre 1938-45.
[3]
Alcalde desde el 15 de mayo de 1960 al 20 de mayo de 1963.
[4]
Declaradas Monumentos Históricos a través del Decreto Exento N° 480.
[5]Diseñados
por el arquitecto y Administrador Nacional de la Caja del Seguro Obrero
Obligatorio, Luciano Kulczewski.
[6] Ambas
escuelas fueron proyectas por los arquitectos José Aracena y Gustavo Mönckeber,
a través de la Sociedad Constructora de
Establecimientos Educacionales.
[7]
Expresados en su libro “Die neue Baukunst in Europa und Amerika” (La nueva
arquitectura de Europa y América»),
Stuttgart, 1929.
[8]
Ibídem.
[9]
Osvaldo Silva Castellón desarrolló una destacada labor académica, nacional,
regional e internacional. El Blog en su memoria señala que “En 1973, mediante un decreto avalado por la
Junta Militar, dio término a su interinato y le prohibieron el ingreso a los
recintos de la Universidad de Chile en Antofagasta. Posteriormente, fue
desaparecido entre septiembre y diciembre del 74, luego de una angustiosa
pesquisa, finalmente fue ubicado”. Estuvo exiliado en Costa Rica allí
ejerció como Profesor de Artes en el conservatorio Castella de San José y luego
se instaló en Venezuela, en ciudad Guayana. Allí se incorpora como docente de
Arte y Filosofía en el Centro de Recursos y Asistencia Técnica de Puerto Ordáz,
incorporándose más adelante como docente y extensionista de la Universidad
Politécnica de Guayana.
[10] Desde
la perspectiva que nos ofrecen los años de “situación provisoria” del Liceo
Latrille, la comunidad se preguntaba,
¿De qué manera afectó el
terremoto al sector educativo de Tocopilla, en cuanto al rendimiento de los
alumnos? ¿Cuáles fueron los colegios más afectados? ¿Qué medidas educativas se
tomaron post terremoto? ¿Cómo se abordó la emergencia educativa? ¿Qué tipo de
riesgo sufren los colegios que se trasladaron a otros lugares? ¿Eran aptos los
lugares elegidos? ¿Cómo impactó en el terremoto en el rendimiento? ¿Cuáles
fueron las sensaciones y opiniones de los profesores, alumnos, apoderados y
autoridades? ¿Cómo fueron los resultados en estos años post terremoto? ¿Cómo ha
variado la gestión en estos colegios en base al cambio de necesidades? ¿Cómo se
controlaron los grupos en un estrés postraumático? ¿Cuál es la proyección en el
tiempo de esta sensación de “lugar transitorio”? ¿Se altera la identidad de los
alumnos respecto a sus establecimientos compartidos con otras escuelas? ¿Cómo
fue la experiencia de las escuelas al funcionar en otras escuelas? ¿El tema ha
sido tratado con la importancia que merece en los medios de comunicación? ¿Qué
relevancia tiene en el proceso de reconstrucción la recuperación de los
espacios educativo originales?...en fin, las interrogantes fueron muchísimas.
[11] En
todo este contexto de demora, la idea caprichosa y tarambana de demoler el
edificio por parte, nuevamente, del Alcalde de la época, chocó con los
requerimientos del MINEDUC, quienes a través de una consultora especializada
recomendaron la conservación del edificio, a través de un proyecto. Esta
situación contravino las ideas del sostenedor y aquello implicó que la
situación de los alumnos se desmejoraran a través de una larga espera. En
términos generales, el proyecto de conservación apuntaba a la actualización de
la Norma sísmica NCh 433 of 96, señalando a su vez que las fundaciones estaban intactas y que,
además, se eliminaban las juntas de dilatación que dividen el
edificio original en tres cuerpos. Las juntas de dilatación que se eliminan son
las que existen entre ejes 7-7b y 10-10ª, en primero, segundo y tercer piso. Se
conserva la junta entre el edificio principal y el edificio de la escalera de
acceso en ejes D-E. se eliminaban los muros de bloques macizos de cemento,
sustituyéndolos por muros de hormigón armado. Se demuelen y rehacen algunos
elementos de hormigón armado para adaptarlos a los nuevos requerimientos estructurales.
Y se repararían todas las grietas en los elementos de hormigón armado que
permanecen, por medio de inyecciones epóxicas.
[12] Carta
del Consejo de Monumentos Nacionales, 12 de agosto 2011. N° del Ord. 4463. enviada a Vicente Ayala (Seremi de Educación
de la época) al Jefe de la División Jurídica del MINEDUC, Agrupación 100%
Patrimonio, Sr. Joel Becerra y a la Coordinadora CAMN Región Antofagasta,
Carolina Guzmán.
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