LA CIUDAD (ENTRE 1988-2005)
(2011)
Se asomaba el año 1988 y en la Población “La Patria” se constituía el primer Comando Poblacional del “No”, devenían las reuniones secretas y clandestinas que, a través de contraseñas, se podía ingresar a las casas que eran vigiladas desde lejos por los cómplices de la dictadura. Usualmente estas reuniones políticas eran disfrazadas de fiestas, con tal de luchar contra la autoridad autoimpuesta. De esta forma, la población "La Patria" fue pionera en elegir democráticamente su primera directiva vecinal, dando un impulso democrático a nivel de micro organización para todo Tocopilla. Desde “La Patria” de Tocopilla, se soñaba con una mejor patria para todos.
Se vivían los
estertores de la dictadura militar, hasta que surgió el plebiscito ansiado. Las
campañas  eran reñidas, incluyendo
rayados de casas, cerros y colocación de afiches por cualquier parte.  Había manifestaciones en las plazas y calles.
Concentraciones y mítines para recibir a personalidades políticas de nivel
nacional.
Finalmente, ganó
el “No” en aquel 5 de octubre de 1988. En Tocopilla el triunfo fue rotundo y
aquella fecha fue rememorada a través de una nueva población llamada
posteriormente “5 de Octubre”. Las caravanas con buses, camiones, autos,  usando bombos, tambores o cuánta cosa
emitiese ruido, era válida para celebrar el fin de una tiranía, humanamente
costosa para Tocopilla.
Luego, se
dejaría caer una nueva campaña: la presidencial. Visitaban la ciudad Hernán
Buchi Buc, Patricio Aylwin Azócar y Francisco Javier Errázuriz Talavera.
Visitas controvertidas, polémicas y tensas entre los bandos manifestantes y
contramanifestantes. Los resultados en Tocopilla fueron: Buchi: 3.036 votos
(21, 47 %). Errázuriz: 2.783 votos (19,68 %) y Aylwin: 8.324 votos (58,86 %)

La ciudad emergía en la esperanza de la llamada transición política, no obstante la crisis económica se estructuraba cada vez más. La cesantía y la desesperanza comenzaban a pasar la cuenta. Frente a ello, la protesta local se consolidaba frente al nuevo gobierno. Surgían las Banderas Negras. Todas las casas se tiñeron con banderines y grandes banderas ennegrecidas frente al abandono y al olvido. Algunos imploraban una que otra bandera boliviana. La critica acérrima contra el centralismo regional, desvigorizada tanta promesa de la alegría que ya venía. Se iniciaba una multitudinaria marcha que culminaba en un gran cabildo abierto. Se daba paso, asimismo, a la democratización del municipio local, Alexander Kurtovic Ruíz asumió el mando desde 1992 hasta el 2004.
Los sueños
comunitarios se orientaban a la integración con Argentina y Bolivia, de
gasoductos que nunca se construyeron. Al más nombrado era el de Tarija, que
recorrería 800 KM. Ya se habían desechados otros sueños: fundiciones, fábricas,
megapuertos, ciudades satélites, como la de Barriles, beneficiadoras de
metales. Se llenaron cientos de páginas con sueños y proyectos jamás
concretados.
Luego vendrían
los pequeños “veranos de San Juan” gracias a mantenimientos y paradas de
plantas termoeléctricas. Por otro lado, los tocopillanos sufrían el escandaloso
“olor a dólar” de las pestilentes pesqueras. Nauseas y la ropa tendida que se
tornaba pestífera era el sello local, al menos en el sector norte.
Luego del
plebiscito, la celebración de orientaría a la belleza femenina, con la elección
de una tocopillana como  Miss Chile en
1990, Urania Haltenhoff Nikiforos. Los jóvenes inundarían las calles del puerto
para celebrar la obtención de la Copa Libertadores por parte de Colo Colo en
1991. Como así también, los tocopillanos se podrían una mano en el corazón por
los damnificados por el gran aluvión que azotó a Antofagasta. Había que
recolectar agua, alimentos y ropa. Era junio de 1991. Del mismo modo, los sectores
altos tocopillanos sufrían por inusuales e invasivas lloviznas.
En este devenir
de desesperanzas y alegrías pasajeras, los llamados “Carnavales de Veranos”,
patrocinados por el municipio,  se
consolidaban cada año como alternativas para romper el esquema de la monotonía,
a través de Carros alegóricos, balsas, futbol, basquetbol, voleibol, comparsas,
esculturas en arena, sketch, festivales de la voz, coreografías, fiestas,
fogatones y tantas otras actividades que representaban verdaderos eventos comunales.
Era la opción para un gran conglomerado de jóvenes que no tenían la opción de
viajar en verano. Eran actividades precisas en la lucha con el ocio en una
ciudad sin cine y sin mucha actividad cultural durante el año lectivo.
Las alianzas
juveniles más recordadas fueron: “Los Tony Troter”, “La Cabaña”, “Opus 21”,
“Unión Prat”, “Los Grandiosos Del Salitre”, “Flashman”, “Llajachi”, “Swat 78”,
“Águilas Americanas”, “Metro”, “Kodak”, “Wilocats”, “Caupolicán”, “Parroclale”,
“Kiss Me”, “Magister”, “Cobra”, “Australopitecos”, “Chango Boys”, “Esvaticos
Beach”, “Beach Boy”, “Si Toman Boys”, “Hulcan Gober”, “Teenegers”, “Los
Chipis”, “Pantanal”, “Cobra”, “Fly-Boys”, “Los Pericos”, “Five Ok”, “Quakers
Mix”, “Villa Los Andes”, “Chicos del Fuego”, “Cool People”, “El Matador”,
“Chamix”, “Génesis”, “Golden Boys” “Chango Boys”, “Los Halcones”, “Los
Fénix”…entre otras.
Un gran
accidente empañaría esta actividad festiva juvenil. El 22 de  enero 
de 1996, un grupo de jóvenes fue arrollado por un camión desenfrenado,
hubo cinco muertos en la fatal avenida 18 de Septiembre.
La precariedad
de espacios de entretención era una característica consuetudinaria. Existía un
solo canal de televisión, frente a ello, Televisión Nacional fue el canal que
crió y acompañó a todos los tocopillanos. Con todo lo que ello implica en
términos de entretención, información y diversidad de opinión. Los juegos
callejeros, “la escondida”, “el keche” y “el luche”, junto al apogeo de los
llamados “Video Club” venían a contrarrestar ese aburrimiento. Las ligas
futboleras  eran masivas, la del
“Federado” y la “Vecinal”, las que disputaban sus respectivos campeonatos en el
Estadio Municipal o en la popular Cancha Magallanes. Entre estos equipos
figuraban "O'Higgins", "Miramar", "Mario Rivera",
"Magallanes", "Sparta", "Orión", "Nacional
Olímpico", "Mariscal Sucre", "Alianza Mina", "Los
Tigres", "La Patria", "Unión Cuarta Sur",
"Juventud Unida", "Halcón Negro", "Barcelona y
"Juventus"
Estos mismos
equipos, forjaron a que los torneos del “Minimundial” fuesen verdaderos eventos
deportivos multitudinarios. Ahí jugaban las poblaciones con equipos que
adquirían nombres de países. La Patria era “Argentina” por ejemplo. Otros
equipos de la Liga del Federado o la Liga Vecinal eran Alemania, Holanda, Paraguay
o Suiza.
Los jóvenes por
las noches se entretenían en “El Fausto”, 
“Fama 21”, “Scorpion” “La Cabaña” y “Yankos Discotheque”. Todas
funcionales en distintos periodos. En los inicios de los 90´, casi todo en
Tocopilla era único: una radio, un diario, un canal, una discotheque, un
supermercado, una farmacia, un liceo, un politécnico, una línea de
colectivos…en fin. Ese carácter quizá uniformaba la cotidianidad local. La
escasez de diversidad monopolizaba las opciones de todo tipo.
Un lugar
importante dentro la historia de la recreación comunitaria lo constituyó el
popular “Camping Criollo”, desaparecido balneario ubicado bajo la Garita de
Carabineros en el sector sur de Tocopilla. Allí se instalaban varias
decenas  de carpas compuestas con sacos
de harina, en especial de la Molinera del Norte; se instalaban durante todo el
verano. Muchos tocopillanos y pampinos, 
en la práctica, se iban a vivir ahí, trasladando todos los enseres del
hogar: cocinas, camas, sillones, comedores, etc.
Para solazar la
vida de camping, se organizaban grandes fiestas y carnavales deportivos.
Disputaban el “norte” y el “sur”, que fue la división del camping,  entre las carpas ubicadas en dichas
locaciones geográficas. Actividades animadas y entretenidas que abarcaban a las
categorías de “niños” y “adultos”. Todo culminaba con un gran bailable en la
explanada de acceso, en donde la municipalidad proporcionaba la contratación de
una orquesta, se coronaba a la reina y se bailaba hasta altas horas de la
madrugada. No sin antes  reírse con el café concert de la llamada “carpa de los
colitas”. Que era un grupo de homosexuales que todos los veranos iban a acampar
en su gran carpa y que se  caracterizaban
por sus dotes actorales y humorísticos.  
Lamentablemente,
este balneario famoso por sus pozas conformadas por extrañas formas rocosas fue
clausurado en los inicios del siglo XXI, siendo el tema de la salubridad uno de
los requerimientos planteados por el municipio, además de la inauguración de la
Playa Artificial Covadonga. Se argumentó a que el “Camping Criollo”  venía a deslucir el entorno según el alcalde Luis Moyano.  No obstante, en los finales de la década del
noventa, el sector comenzó a ser colmado por rellenos 
y escombros los que, evidentemente, taparon las pozas y se le ganó
terreno al mar. Generándose así una explanada que formaba un farellón abrupto
que caía hacia el mar. La playa fue tapada, 
el camping y sus historias quedaron en los recuerdos.
Finalizando la
década del noventa, la situación económica por la cual atravesaba la comuna era
crítica. En ese aspecto, al igual que Taltal, son las comunidades marginales
costeras que expresan bolsones de pobreza que contrastan con la realidad de dos
grandes polos regionales, tal como es el caso de Calama y Antofagasta,
sumándose Iquique. Taltal y Tocopilla, así como comparten una realidad crítica,
comparten también una historia de apogeo y gloria gracias al salitre. Pero una
vez acabado este, devino la debacle, al menos para Taltal. En el caso de
Tocopilla, esa debacle ha tenido que ver más con la forma de embarque que con
el agotamiento del producto nitroso.
 En el plano económico,  Tocopilla, como así también Taltal,  ha permanecido en situación de estancamiento
económico y pobreza generalizada, lo cual se refleja en que la población de
Tocopilla ha caído en un 4%.  Esto ha
implicado que la participación de la provincia de Tocopilla en la fuerza de
trabajo de la Región de Antofagasta, 
descendió continuamente desde 1972 hasta 1998.
Según datos de
una Encuesta de Caracterización Socioeconómica de Tocopilla del año 2000, la
situación de las  personas en edad de
trabajar se distribuía de la siguiente forma: Con trabajo: 30,8%.  Con trabajo esporádico: 20,0 %. Cesante: 22,0
%. Jubilado: 20,0 %
La suma de
personas cesantes y con trabajo ocasional abarcaba un 42% de la muestra. La
tasa oficial de pobreza del año 2002 de Taltal triplicaba a la de Antofagasta y
la tasa de Tocopilla la duplicaba.
Por su parte,
las mayores inversiones realizadas en la localidad han tenido que ver con las
termoeléctricas y las mejoras a sus procesos productivos. Estas compañías
transnacionales determinadas en su existencia por la explotación minera, por su
misma naturaleza de propiedad, poco y nada han tenido que ver con el desarrollo
de la localidad. Ya que todas las ganancias, evidentemente, no quedan en
Tocopilla. Incluso, ni tributan en Tocopilla, ya que lo hacen en las comunas en
donde están las casas matrices, obviamente que en Santiago de Chile. Estas
comunas pobres y marginales, son solamente utilizadas como lugar de
emplazamiento de las instalaciones, con todo el costo ambiental que traen
aparejado.
Un punto
relevante a considerar en la existencia de estas compañías termoeléctricas
ubicadas en Tocopilla, Norgener y E-CL (ex Codelco y ex Electroandina) es la
formación de pequeñas castas bien remuneradas que contrastaban con la situación
económica de la mayoría de la población local. Esa diferencia se evidenció
mayormente cuando existía Codelco.  Las
expectativas económicas de sus herederos, incitaba a esta  “elite” a desplazarse a las ciudades más
grandes, creando un círculo vicioso de pobreza de acumulación en recursos
humanos y materiales. Esa fragmentación se ha reflejado en la ocupación del
espacio habitacional, ya que siempre en el sector sur de Tocopilla, vivieron
los trabajadores de la compañía termoeléctrica, lo que a simple vista,
ostentaban una mejor calidad de vida. “La villa” y “el pueblo”, el sur y el
norte, los vinculados a la termoeléctrica y los no vinculados.
En los últimos
años, a esta crisis estructurada de la localidad, se ha  tenido que sumar otro problema: la alta
contaminación ambiental, por efecto de estas mismas termoeléctricas. Siendo su
impacto en la salud una materia preocupante.
 Desde el año 2001 hasta el año 2007 la
utilización de petcoke generó que en el año 2006 Tocopilla fuese declarada Zona
Saturada de Contaminación. Anterior a este desacierto con el ambiente, ya se
había sufrido por décadas la polución generada por la Compañía Minera de
Tocopilla, la cual vertía todos sus desechos en el mar, a escasos metros del
centro comercial. Esto generó que las playas, en especial “El Salitre” sus
arenas fuesen teñidas de negro. Paralelamente, en la década del 80, la
contaminación del agua potable a través del arsénico marcaba la pauta.          
Como sabemos,
uno de los principales dinamismos económicos desarrollados en Tocopilla, tiene
que ver con la actividad pesquera, la cual 
se encuentra dividida entre la pesca industrial y la pesca artesanal,
sin embargo se ha tenido que enfrentar el irremediable agotamiento de los
recursos, debido a la sobreexplotación, influenciado también por una
legislación deficitaria. Pesca por 
“arrastre” con su gran impacto. Del mismo modo, se ha visto la reducción
de las especies por efecto de la alta contaminación de las aguas.
Los pequeños
pescadores han tenido que enfrentar sucesivas violaciones e intromisiones de la
pesca industrial en zonas exclusivas para la micropesca. Se suma a lo anterior,
carencias logísticas, como puertos adecuados. Evidentemente que la crisis en el
ámbito pesquero es mayor en el sector industrial, aún siendo ellos mismos los
causantes, debido a la irracionalidad de la captura. En el caso de Tocopilla,
la industria pesquera está representada por Corpesca.  Lamentablemente se han tomado medidas que
perjudican todavía más a los pequeños extractores. Ya que se ha intentado seguir
concentrando el poder en estos grandes grupos económicos. La llamada Nueva Ley
de Pesca (2002), que intentaba, supuestamente, frenar la extenuación de los
recursos del mar, buscaba limitar la extracción, pero contradictoriamente se le
otorgó cerca del 80% de los permisos de captura por diez años, usando como
parámetros su producción anterior y su mayor capacidad de acumulación. Se
inhibía al mismo tiempo los pagos de los derechos de explotación. Y se volvía a
consolidar la “pesca por arrastre”, el principal promotor de la crisis de la
vida marina.
En lo que se
refiere a la situación minera, Tocopilla, 
ha sido una de las  zonas
afectadas por el efecto del desplazamiento en el mercado del cobre y por las
nuevas políticas del Estado hacia los pequeños mineros.
La microminería,
con su macroesfuerzo, era una fuente de empleo importante. No obstante, la
expansión de la gran y mediana minería encarnó que a mediados de los noventa se
fuera saturado el mercado mundial del cobre con la oferta que emanaba de las transnacionales
situadas en Chile, desmejorada con la baja de la demanda mundial durante la
“crisis asiática”.
Esta crisis del
precio del cobre entrañó la huelga de hambre de un grupo de pequeños mineros de
Tocopilla que se encerraron en las minas acompañados de sus familias. La
primera vez en agosto del 2000, la segunda vez en 2002.
Lamentablemente,
el Puerto Salitrero se suma a la crisis vivida en país en el último lustro
de  los noventa, ya que el mayor número
de microempresas que desaparecen entre 1995 y 2001, se encuentra en el sector
de Minería y Canteras, áreas en la cuales Tocopilla es altamente dependiente y
por tal razón un considerable número de trabajadores. Sumemos a ello el
gran  descenso de la microminería, ya que
según la revista Norte Minero (2000) a mediados de los años ochenta, en Chile
se contabilizaban alrededor de 30 mil empleos entre los pirquineros y la
pequeña minería. En 1998 sólo subsistían unos 2 mil. Otra estimación apunta a
que, de las 4.000 pequeñas minas existentes en Chile en 1990, en 1999 quedaban
500, 6 de ellas estaban activas en la región.
Los problemas
que han enfrentado los mineros locales, ha tenido que ver con una baja de
subsidios en la década del 90, lo cual se ha ido invirtiendo someramente en los
últimos gobiernos de la Concertación. ENAMI, compra la producción para luego
refinarla  y en seguida exportarla. Los
diversos problemas en esta relación, surgen porque los pequeños mineros
absorben el precio internacional menos los costos de refinación, pero a partir
de 1994, los valores internacionales de refinación han decrecidos por efecto de
los progresos tecnológicos en la industria. No obstante, ENAMI, supuestamente
no transfiere estas rebajas a los pequeños mineros; en abril 2005 los cargos de
refinamiento eran casi tres veces superiores a los del mercado internacional.
 Progresivamente el  subsidio a los precios de los pequeños
mineros, decae. Entre 1995 y 1996 el subsidio cayó de $3,6 millones a $2,0
millones y sería totalmente reemplazado por un crédito a la pobreza en el año
2.000. Con estas medidas se esperaba restringir el apoyo financiero a los
productores “viables en el largo plazo”.
Igualmente,
Enami ha asumido una reticencia a generar subsidios con el propósito de ir
disminuyendo la micromineria, ya que vendría siendo poco productiva y argumenta
sus estrategias en base a la peligrosidad contenida en las faenas mineras y la
contaminación. Siempre basado en la convertibilidad de los mineros en otros
oficios. Al mismo tiempo los pirquineros han tenido que lidiar con los altos
arriendos de las minas en proporción al 
10% del valor bruto de su producción, más royalties que oscilan entre el
10% y el 30%. Un alto porcentaje de estos yacimientos (62%) es subarrendado a
la Compañía Minera de Tocopilla pertenecientes al grupo Luksic. Se trata de
contratos inestables cuya duración fluctúa entre un mes y un año.
 En síntesis, 
la crisis de Tocopilla ha sido multiasociativa. Son variados los
factores que han generado este trance que se arrastra por décadas. El primero
de ellos ha tenido que ver con la modernización del embarque de salitre, en los
inicios de la década del 60. Generándose el reemplazo del hombre a través de la
mecanización de las faenas.
 Por otro lado, tenemos las políticas de
mercado liberales que han favorecido a los grandes intereses económicos en
desmedro de los pequeños productores, los favoritismos a la gran empresa, por
lo general foránea, facilitando el llamado vicio de la concentración
territorial. Consistente en la acumulación de inversiones en una sola
localización, generándose grandes polos de desarrollo. Tales como en Iquique,
Antofagasta y Calama. Tocopilla ha quedado al centro, aisladamente en
depresión.
 Al dejarse de lado  las producciones de índole local, con ello se
ha activado el ocaso de un conjunto de identidades y prácticas sociales que
animaban la vida de ciudades, caletas pesqueras y pueblos del Norte de Chile.
Su desaparición y estancamiento reproducen la dependencia y la vulnerabilidad
de una economía de enclave que redunda en la pobreza de estas pequeñas
comunidades económicamente marginales.
Otro de los
dramas que agravia a Tocopilla, tiene que ver con la contaminación atmosférica
generada por la termoeléctrica E-CL. Se ha establecido que por causas de
combustibles de escasa calidad usados, como el petcoke,  mayormente entre los años  2001 y 2007, el cual ha sido considerado
fuertemente como un factor cancerígeno ha estimulado un deterioro en la salud
de los tocopillanos. Al mismo tiempo, el almacenamiento de carbón en la punta
de la pequeña península Algodonales, permite que el viento traslade partículas
de carboníferas que llegan a todos los puntos de la ciudad. Sumando a ello el
traslado de cenizas por las principales calles de la ciudad con destino al
cenicero ubicado en el sector norte. De hecho, no  existe ninguna casa en Tocopilla que no tenga
rastros de cenizas.
Si contemplamos
nuestra realidad en cifras, veremos que las estadísticas oficiales revelan que
Tocopilla tiene altos índices de cáncer y enfermedades cardiovasculares. Ya lo
mencionaba el  Servicio de Salud de
Antofagasta que, entre 2003 y 2008, la tasa de mortalidad de la comuna se
disparó, para llegar a ser la mayor de la región y una de las más altas del
país. Incluso, en 2005, su índice dobló al promedio de la zona: alcanzó 8,8
contra 4,4. La cifra a nivel país fue de 5,3. Otro guarismo alarmante se direcciona
a los datos que maneja el cementerio local, en el cual se sepultan entre 16 y
18 fallecidos. Marcando el año  2010 una
consignación de 196 defunciones, es decir, uno de cada 120 tocopillanos. Por
otro lado, en el 2008, la tasa de mortalidad 
infantil en la provincia de Tocopilla fue de 14,2. El promedio nacional
se situó en cerca de la mitad: 7,8.
Los enfermos de
cáncer que viven en Tocopilla, tienen que viajar a Antofagasta para largas
sesiones de evaluación y tratamiento, porque no se cuentan con especialistas en
la ciudad. Para muchos tocopillanos en esa condición, esos 186 kilómetros de
ruta son totalmente traumáticos en el sentido de no saber si regresaran. Cabe
decir que, la agrupación Adaec, organización de ayuda a los enfermos de cáncer
en Tocopilla, en nueve años, ha ayudado a más de 400 personas. De ellos, a
abril del 2011  sólo 66 estaban vivos.
El  jueves 4 de octubre de 2007, finalmente fue
publicado en el Diario Oficial de la República, el esperado Decreto que
oficializó a Tocopilla como una Zona Saturada de Contaminación con el propósito
de iniciar un plan de descongestión ambiental y así poder disminuir las emanaciones de E-CL que aporta el 56% del material particulado de la
ciudad, y Norgener el 38,9%. Haciendo entre ambas termoeléctricas un total de
94.8%.
Damir Galaz-Mandakovic (2011). 
Muy buen documento histórico amigo Damir...felicitaciones por su trabajo investigativo y por recordarnos ese hermoso Puerto Contaminado del que alguna vez quisimos nunca irno.
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