miércoles, 1 de junio de 2011

¿Por qué debemos defender el Edificio del Liceo Domingo Latrille?



I.               Orígenes. 
            El Liceo fue fundado el dieciocho de abril del año 1940 con el nombre del Liceo Técnico de Tocopilla, aquello fue  formalizado con el Decreto N° 2512 del Ministerio de Educación fechado el dieciséis de marzo del mismo año[1].

            Originalmente el Liceo funcionó  en un  local poco apto y totalmente anti pedagógico, ubicado en la intersección de la calle Serrano con la avenida Arturo Prat,  en donde el municipio de la época, a cargo de Víctor Contreras Tapia[2], había construido un edificación precaria, más bien un galpón, para los damnificados del aciago aluvión de 1940; galpón que  nunca fue ocupado y sólo fue destinado al uso del naciente liceo. Poseía salones estrechos y pequeños, un año después recién se instalaría el alcantarillado y algunas letrinas.

            Finalizando febrero de 1949, se crea el Sexto Año de Humanidades con lo que se completaron los seis cursos humanísticos.

            La necesidad de resolver los problemas generados por el espacio inadecuado  para impartir la enseñanza, llevados durante largos 20 años, se hizo necesario la cimentación de un gran proyecto. Fue así que, siendo Alcalde Julio Fernández Jiménez[3], la comunidad recibe una gran obra arquitectónica.

            El emblemático edificio modernista, entonces,  albergó desde 1961 hasta noviembre del año 2007, al Liceo Científico Humanista  Domingo Latrille B-2. 


II.             La Importancia de la Edificación.

            Dicha edificación fue ejecutada por  la Sociedad Constructora de Establecimientos Educacionales, y se suma así al grupo escolar compuesto por las patrimoniales escuelas;  Arturo Prat y Pablo Neruda[4].

            Desde la perspectiva urbanística, el conjunto de edificios ubicados en esa zona en la cual está inmerso el Liceo, es decir el polígono comprendido entre las calles O´Higgins, Prat, Sucre y Santa Rosa, son de un enorme valor urbano y arquitectónico, no sólo para Tocopilla sino para toda la región. Es un barrio en donde se reunieron una serie de iniciativas patrocinados por Estado, entre ellas la Junta Central de Beneficencia con el Hospital Marcos Macuada (1940), la Caja de Seguro Obrero Obligatorio con los Edificios Colectivos[5] (1941), la Sociedad Constructora de Establecimientos Educacionales con las escuelas Superior de Niñas N°2 y Superior de Hombres N° 1, ambas entregadas a la comunidad en 1943[6].  Asimismo, a este complejo arquitectónico de fuerte carácter modernista, debemos sumar la Torre del Reloj, con las calles ponientes en posición diagonal, sumándose La Plazoleta y el Estadio Municipal Art Decó Americano de 1931. Como así también el racionalismo habitacional expresado en la arquitectura de la Población Sotomayor. 

            No existe parangón en el Norte de Chile de un barrio modernista que conglomere tales edificaciones, entre los cuales se tienen tres colegios de su envergadura histórica y arquitectónica. 

            Por este edificio modernista han pasado generaciones completas de tocopillanos;  familias completas se han educados en sus aulas.

III.            Modernismo en Tocopilla.
            Iniciada la década del cuarenta  surge un proceso de auge arquitectónico, el cual hemos denominado como Época Moderna Local[7], debido al auge de edificaciones que apuntan a una depuración  y racionalización de sus fisonomías, en donde sus aspectos funcionales son más urgentes que los aspectos estéticos y decorativos.

            En ese tenor, surge este  proceso constituido por  la cimentación del complejo arquitectónico diseñado en el centro norte de la ciudad; el surgimiento del llamado Grupo Escolar con la Escuela Superior de Hombres N° 1  y la Escuela  Superior de Niñas N°2. Los Edificios Colectivos es todo un acontecimiento material, tanto por sus dimensiones y volumen. Todo acompañado con la urbanización del sector conocido como “Manchuria” y el comienzo de obras de construcción del Balneario “Caleta Boy” (1940). Masificándose, al mismo tiempo, el servicio eléctrico en la ciudad[8] (1945) dándose paso, también, a la cimentación del Estadio O’Higgins. El hospital Marcos Macuada (1937-40) venía a sumarse a este proceso, para así reemplazar la añosa construcción hospitalaria existente en calle Washington esquina Matta; cruel testigo de la fiebre amarilla. Aquel edificio moderno fue proyectado por el arquitecto Fernando Devilat.
            Luego vendría la Torre del Reloj donado por la Cámara de Comercio, el liceo Domingo Latrille y la Población Sotomayor, implementada por la CORVI en 1966 y proyectada por el arquitecto Hugo Rivera.

            Con estas obras, Según el arquitecto Claudio Galeno, se expresa profundamente la clave racionalista,  “…se conformó un barrio modernista que constituye un conjunto de edificaciones adecuadas a la dimensión de la acentuada topografía de esta ciudad, representando de ese modo, una ejemplar concentración de iniciativas del Estado  en la edificación de la vida en las ciudades del norte chileno”[9].

            En otras palabras, este lapso representa la influencias que, desde el Estado, se ejerció en la construcción del ámbito de la vida de la sociedad moderna, a través del equipamiento público e incorporando conceptos innovadores en cuando a la habitalidad, que redunda en la mejora de calidad de vida, y en la higiene, el acceso universal a la vivienda.

            Aquellas obras modernas representadas en Tocopilla, son frutos integrales de un  proyecto urbano considerando el paisaje y el ordenamiento, reafirmando una propuesta teórica. Cabe decir que en ese contexto el Estado de bienestar se manifestó a través de estas  construcciones.

IV.           ¿Por qué el liceo es moderno?
            Esta edificación es moderna porque cumple con los postulados descritos por el arquitecto Bruno Taut[10], en el sentido que este gran inmueble cumple con la primera exigencia de la línea moderna: alcanzar la mejor utilidad posible. Y los materiales utilizados, como si también el sistema constructivo, están completamente subordinados a esta exigencia primaria.

            La belleza del liceo consiste en la relación directa entre edificio y finalidad, en el uso racional de los materiales y en la elegancia del sistema constructivo. Asimismo, este liceo, en lo que se refiera a estética de la nueva arquitectura no reconoce ninguna diferencia entre fachada y planta, entre calle o patio, entre delante o detrás. Ningún detalle vale por sí mismo, sino como parte necesaria del conjunto. Según esta lógica moderna, no  consideramos este edificio con estética deficiente, lo que funciona bien, es bello.

            Este arquitecto menciona que “…de la misma forma que las partes, en sus relaciones recíprocas expresan la unidad del edificio, también (…) se relaciona con los edificios que lo rodean” en este caso todo el barrio descrito: colectivos, grupo escolar, Población Sotomayor…

            El Liceo Latrille, tiende a la simplificación de las formas y que se distingue por la sencillez y sobriedad de sus líneas y por el carácter funcional de su estructura, de acuerdo con las exigencias de la vida diaria.

            Desde el punto de vista exterior, su construcción  se caracteriza por los planos lisos y el equilibrio geométrico esquemático de sus líneas, sin las complicaciones de otros estilos, como el Art Decó por ejemplo. 

            En sus interiormente, resalta la placidez y comodidad, con máximo aprovechamiento de los espacios, constituyen los elementos esenciales. Por lo general, se tiende a disminuir el espesor de las paredes medianeras sin sacrificar su resistencia, mientras grandes ventanales, corrientemente apaisados, solucionan el problema de la luz.

Otro sello relevante de esta edificación es su  fachada es doble hacia el oriente, en el sentido de presentar grandes pasillos, estilo corredor frontal a cada sala de clases.  Aquello provoca que  el sol no caiga directamente sobre cada sala ya que esos mismos corredores generan la sombra casi uniforme durante el día. La gran cantidad de ventanas por la fachada poniente, permite obtener la luz en la totalidad de las salas.


V.            Arte en sus Muros. 
            El arquitecto proyectista para la edificación del Liceo Latrille fue Carlos Albretch, quien definió, como funcionario del Ministerio de Obras Publicas,  los aspectos cromáticos del edificio. El director, al momento de la entrega del edificio, era Pedro Alvarado Gallardo. La firma a cargo de la edificación fue Wedeles, Balmaceda, Mathiu y CIA. Limitada.

            Un año después de su inauguración, se confeccionó un mural que grafica los orígenes del puerto, desde la primera ocupación humana de "Changos", hasta el proceso de industrialización del salitre. Se distinguen tipos humanos pampinos y costeros. Al centro la ciudad caracterizada por el muelle mecanizado. En dicho mural, es posible ver de fondo  la Cordillera de los Andes, la Depresión Intermedia con el mineral de Chuquicamata y la Cordillera de la Costa. La dimensión es de de 3.5 x 5.0 mts  y el salón fue usado en como Sala de Profesores.

           
            El autor, se llama Osvaldo Silva y  residió  en Venezuela, fue Inspector General  del Liceo B-2 y profesor de Artes Plásticas al momento de pintar el mural. En el año 1991 regresó bajo el auspicio de la Universidad de Antofagasta para reformular su obra.
  
VI.           Terremoto.

            En cuanto al edificio, cabe señalar que, luego de los terremotos de 1967 y 2007, la infraestructura en sí ha sufrido  deterioro parcial en muros divisores de las salas de clases principalmente de albañilería. Muchos de los trabajos efectuados después del primer sismo no quedaron en su mejor forma, originándose aberturas en aquellos puntos más críticos y que, a la postre salieron a la luz con el sismo del año 2007. Sin embargo, sus estructuras no han sido colapsadas.

            El mayor daño lo registró el sector construido recientemente, en el 2001-02, diseñado por la Dirección de Obras de la Municipalidad de Tocopilla y el diseño ingenieril a cargo de Jorge Conley. Siendo la Empresa SINTO Ltda., la empresa constructora. El colapso en este sector es total, y en ese escenario la demolición no merece duda.


            En la opinión de profesionales, como es el caso del arquitecto Juan  Núñez, los daños son visuales, al menos en las llamadas “juntas de dilatación” lo cual sólo es mejorable con revoques (estucos) y las grietas en los vértices, entre vigas y pilares no son profundas. Estructuralmente, no estaríamos hablando de un edificio  fatigado. Hoy en día, son múltiples los métodos y tecnologías  para reforzar edificios con ciertos daños, tal como ocurrió en los arreglos realizados al Grupo Escolar.  Lo observado  son sólo grietas en muros de albañilería y estas, lógicamente, tienen que trabajarse, lo importante es que los elementos estructurales  tales como pilares, vigas, dinteles, losas y machones de hormigón, no posean fisuras.

VII.          Post Terremoto.

            Post terremoto, el liceo tuvo que trasladarse provisoriamente al sector de la costa tocopillana, en donde funcionaron los antiguos Baños Municipales, sector de Barros Arana. Allí se implementaría un colegio tipo mecano que trató de subsanar la emergencia.

            Pero así como el liceo, varios colegios tocopillanos se vieron fuertemente afectados, al menos en el tema estructural. Dicho problema, alteró sustancialmente los edificios escolares, por tal razón, los espacios pedagógicos se convirtieron, nuevamente, en lugares inapropiados para realizar clases. Por ejemplo, algunos colegios se tuvieron que trasladar a nuevos espacios, como es el caso de la Escuela O’Higgins, la Escuela Neruda y la Escuela Prat. En otro caso, se tuvo que recurrir a colegio mecanos y  funcionar en conteiner y así, conllevar una serie de problemáticas que convierten a estos colegios  en sitios alto riesgo, ya sea en aspectos educativos y de rendimiento escolar. Lo anterior como resultado  al funcionamiento  en lugares impropios  ante la vulnerabilidad sísmica, completa vulnerabilidad ante un tsunami,  como así también aluvional, incendiara, seguridad peatonal,  hacinamiento en las salas y espacios administrativos, contaminación, vulnerabilidad solar, de temperatura con gran oscilación y humedad. En fin, el contexto de la incomodidad y la lentitud en la reacción del Estado para poder normalizar la situación. Los accesos eran totalmente deficitarios e insalubres.

            Después de un gran terremoto, paradojalmente, se instaló una comunidad estudiantil en la orilla del mar, a sabiendas de la gran brecha sísmica que sufre el norte. Es decir, la probabilidad del terremoto y posterior tsunami es evidente. Aun así, tenemos a escasos metros de donde se inicia la resaca del mar, a una gran comunidad.

            Cabe apuntar que, el norte posee la vulnerabilidad, pero la peligrosidad la construyen las personas, en cuanto a  la ubicación  de los desplazamientos. En el caso del liceo Latrille, fueron totalmente penosas las condiciones de estudio de los muchachos.[11]
             
            El año 2011 será el recuerdo de una generación completa de enseñanza media formada en un lugar provisorio.

VIII.          Patrimonio y Urgencia.

            En el  caso de ser demolido esta arquitectura, un nuevo edificio del Liceo  Domingo Latrille, difícilmente aportará urbanísticamente a la ciudad en ese lugar. Es muy difícil que surja un edificio de esas envergaduras, especialmente pedagógico: con salas de volumen óptimo, con buena acústica, con un nivel de suelo asimétrico en favor del profesor, anchos pasillos, accesos para grandes conglomerados de personas...

            En pocos años más, estos edificios serán los iconos que representaran el pasado de Tocopilla, sus recuerdos, historias e identidad. Los prototipos actuales de los colegios se acercan más a escuelas como Gabriela Mistral[12], que a un Latrille, por el mismo valor asumiendo un costo cero de demolición y agregando un nuevo proyecto, no es rentable política, social, económica, cultural y la salud mental para la ciudad destruir el Latrille. La sola demora en desarrollar el proyecto tiene en situación de riesgo a la comunidad estudiantil y docente en el actual emplazamiento, seguir prolongando condiciones de emergencia por años no es bueno para nadie y riesgoso para todos.

            Es pertinente el dejar en claro que, el proyecto de reparación del Liceo Domingo Latrille Loustauneau B-2, significaría reparar el edificio, dejándolo en condiciones estructurales óptimas cumpliendo las normas sísmicas vigentes, incluso en mejor estado que antes del terremoto. De esa forma, la durabilidad de ese edificio sería la misma que el nuevo Edificio Municipal y la de las Escuelas Prat y Neruda. Condición superior a cualquier establecimiento público del país, construido en tiempos actuales.

            Desde el punto de vista funcional nadie podrá estar en desacuerdo. La razón costo beneficio es óptima pues, se presentan los siguientes beneficios adicionales.

            Se mantendría la imagen de un edificio significativo por su valor arquitectónico, existencial y de identidad, lo que para la fragilidad cultural de la actual comunidad tocopillana es fundamental. Despreciar esta conmoción dentro de la ciudad es destroncar a la comunidad de su historia, proporciona un daño invaluable y más aún, innecesario cuando la tecnología permite hoy recuperarlo Tocopilla no se modernizará destruyendo su patrimonio y levantando con una arquitectura “moderna”, o mejor, “contemporánea” edificios nuevos sobre los escombros de la memoria.

            Si este error se cometiera y se argumentara desconocimiento o imposibilidad técnica de recuperación de los edificios sabemos que sería una excusa, ya que todos sabemos que existen las técnicas necesarias, las razones van en muchos casos por otro lado, de que lo nuevo es mejor que lo viejo. Creemos que ese criterio en este caso no aplica como en muchos otros.

            La calidad que presentan los tres colegios de tradición, como la altura de las  salas de clases, ancho de pasillos, aislamiento térmico y acústico, e identidad al imaginario urbano son muy difícil de reproducir en un colegio nuevo, a los costos normales.

            Día que pasa, los fondos destinados para reconstruir el edificio valen menos, hace algunos meses las empresas constructoras tenían menos trabajo disponible que hoy y el futuro era más incierto, por lo cual estaban en condiciones de sacrificar utilidades. El valor de los materiales de construcción como el acero y el cemento era inferior. La cesantía era mayor y la gente necesitaba trabajo con mayor urgencia. Por lo tanto la ineficiencia de no llamar a la propuesta cuando el Gobierno Regional había asignado los fondos, sólo va en contra de la sociedad de Tocopilla, su legado e identidad.

            En cuanto a la consideración de patrimonio, no necesitamos que la Ley nos venga a decir si lo es o no, sólo basta la identificación con lo nuestro, y nosotros mismos, de una manera comunitaria, recibir lo que nos han dejado nuestros patriarcas. El patrimonio es algo inherente a la humanidad, y sin ella las condiciones de arraigo no se darían, y nuestra condición de tocopillanos y los elementos que conforman Tocopilla, se unen con una referencia histórica e identitaria.


NOTAS

[1] Archivo de la Gobernación de Tocopilla. Fondo decretos;  N° 2512 del Ministerio de Educación, resolución dictaminada el 16 de marzo de 1940.
[2] Alcalde de Tocopilla entre 1938-45.
[3] Alcalde desde el 15 de mayo de 1960 al 20 de mayo de 1963.
[4] Declaradas Monumentos Históricos a través del Decreto Exento N°  480. 
[5] Diseñados por el arquitecto y Administrador Nacional de la Caja del Seguro Obrero Obligatorio,  Luciano Kulczewsky.
[6] Ambas escuelas fueron proyectas por los arquitectos José Aracena y Gustavo Monckberger, a través de la Sociedad Constructora de Establecimientos Educacionales.
[7] El primer proceso de auge arquitectónico es llamado Periodo Cuprífero, desde 1842-43. Luego, el Impulso Salitrero; fines del siglo XIX. A contar de 1915, se inicia el Periodo Eléctrico, con la llegada de Chilex Exploration. 1930-32, da pie al Crecimiento en Tiempos de Crisis. La próxima etapa es la Moderna, y post terremoto de 1967 se inicia el Proceso de Recuperación.
[8] Ya no dependiente del único proveedor,  Juan Mandakovic.
[9] Galeno en: Antofagasta: pasado, presente y futuro. Cap. “La edificación del imaginario de la urbe nortina”. (2010)
[10] Expresados en su libro “Die neue Baukunst in Europa und Amerika” (La nueva arquitectura de Europa y América»),   Stuttgart, 1929.
[11] Desde la perspectiva que nos ofrece de los años de “situación provisoria” la comunidad se pregunta ¿De qué manera afectó el terremoto al sector educativo de Tocopilla, en cuanto al rendimiento de los alumnos? ¿Cuáles fueron los colegios más afectados? ¿Qué medidas educativas se tomaron post terremoto? ¿Cómo se abordó la emergencia educativa? ¿Qué tipo de riesgo sufren los colegios que se trasladaron a otros lugares? ¿Eran aptos los lugares elegidos? ¿Cómo impactó en el terremoto en el rendimiento? ¿Cuáles fueron las sensaciones y opiniones de los profesores, alumnos, apoderados y autoridades? ¿Cómo fueron los resultados en estos años post terremoto? ¿Cómo ha variado la gestión en estos colegios en base al cambio de necesidades? ¿Cómo se controlaron los grupos en un estrés postraumático? ¿Cuál es la proyección en el tiempo de esta sensación de “lugar transitorio”? ¿Se altera la identidad de los alumnos respecto a sus establecimientos compartidos con otras escuelas? ¿Cómo fue la experiencia de las escuelas al funcionar en otras escuelas? ¿El tema ha sido tratado con la importancia que merece en los medios de comunicación? ¿Qué relevancia tiene en el proceso de reconstrucción la recuperación de los espacios educativo originales?...en fin, las interrogantes son muchísimas.
[12] Construida “recientemente” y sin embargo con gran daño tras el terremoto y con dudoso aporte arquitectónico. 

1 comentario:

  1. muy interesante la historia de tocopilla ,narrada en forma amena, la conoci como marino mercante, en los tiempos de la ciudad del dolar, se pagaba y s daba vuelto en dolar,muchos recuerdos para tocopilla y mis amigos mercantes de alla,
    soy el pelao torres de talcahuano

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